lunes, 24 de mayo de 2021

Sembrando Conciencia

Desde hace décadas, cuando estaba bien avanzada la mitad del siglo XX es cuando comienza una fuerte mecanización de la agricultura en Andalucía y por su puesto España. Desde entonces el laboreo ha ido intensificándose de tal manera que hoy se considera que el 50% de nuestros suelos están ya degradados, que sobre el 70% es susceptible de desertificación, que el 25% ya lo está sufriendo y que a final de este siglo llegará a un 80%.

Además, para agravar más la situación y debido a la intensificación de la agricultura,  esto conlleva a una sobreexplotación de los acuíferos naturales, que según los planes hidrográficos ya le han visto las orejas al Lobo el 25% en España. 

Hoy se percibe claramente mil veces más el impacto de desertización de nuestros campos de labor a causa del modelo explotador de agricultura que el cambio climático.

Por tanto, son el laboreo tan intensivo que hoy se ejerce en nuestros campos y la sobreexplotación de los recursos naturales los principales causantes de la degradación del medio ambiente y del desplazamiento, reducción y muerte de gran cantidad de animales que lo habitaban. 




Esto nos deja claro hoy igual que ayer, que la empatía y humanidad normalmente vive en los corazones de los que pasan necesidades. Que es mentira en los que viven con los pies sobre la mesa de las multinacionales de los productos fitosanitarios, o de la industrias farmacéuticas (véase hoy con las vacunas) o de las energías de cualquier tipo, los de las verdes también carecen de eso. Imagínense si estos que deberían volcar su fuerza en el bienestar humano y demuestran que carecen totalmente de ese adjetivo.. como se las traerá el medio ambiente y los seres vivos que lo habitan. 

No, una especie animal no a visto ni verá jamás mermada su población en general por ser objeto de caza. Ojo, hablo de caza, no de furtivismo que eso no es caza ni está regulado, ni es legal. Es más, hoy por hoy la caza, por convicción, porque no hay otra alternativa,  porque vemos cómo avanza la agonía de nuestros campos, destina una cantidad importante, ingente, brutal de recursos humanos y económicos para proporcionar agua y vegetación duradera en forma tanto de alimento como de cobijo para favorecer la cría y protección ante los depredadores por medio plantación de monte bajo, matorral etc., además de siembras de girasol, trigo, avena y un largo etcétera. La construcción de bebederos y comederos artificiales es otra manera de ayudar a esa fauna que intenta sobrevivir en los super dopados cultivos de olivar. Oasis para los depredadores que encontrarán normalmente ahí la presa, pero imprescindibles para al menos no desaparezca todo animal de ellos. 

Esta ayuda a la fauna sale del esfuerzo altruista y del bolsillo de cada persona que ejerce la caza en cada lugar que se realiza, nada de subvenciones y tampoco nada de reconocimiento, porque esto lo hace un cazador y eso, sea del color político que sea, “me puede perjudicar en votos si lo reconozco desde un Ayuntamiento, un parlamento, etc. o un debate abierto. Mientras el problema se agrava y pasan años y décadas con esta, en su mayoría penosa clase política sin afrontar de lleno la situación, desde la caza social seguiremos sembrando conciencia. 

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