miércoles, 16 de junio de 2021

LAS COSAS, POR SU NOMBRE

Vivimos en nuestros días con un “clima” político desvirtuado, donde los partidos políticos no existen tal y como sus verdaderas funciones deberían, sin filosofía ni valores para debatir con coherencia la mejora de la Sociedad según sus teorías. Se han convertido en aparatos electorales en dos bandos donde la amplia mayoría de “tribus” de diferentes ideales tienen un sitio en uno de ellos (y en algunos casos en los dos) como reclamo para asegurarse conseguir diferentes intereses. Una etiqueta de estas que merodea en ambos es la que se hace llamar Ecologista y que a golpe de pancarta y manifestación con música venden un mensaje catastrófico, en muchas ocasiones sin base científica, donde lanzan unos mensajes con unos planteamientos nada humanistas. Esta parte del ecologismo más del ecocentrismo de ONG están tomando asiento en el tablero político en distintas formas. Son gente que tienen un concepto moral de la naturaleza por lo cual el hombre no tiene derecho a ocuparla para desarrollarse. La manera en la que yo defiendo el ecologismo, ni es desde un punto de vista antropocentrista o superficial en la que el hombre debe ser el principal o único beneficiado a la hora de gestionar o velar por un ecosistema, ni tampoco de una manera ecocentrista donde se aborda el ecologismo con un prisma de cero intervención en un ecosistema o en todo caso que nunca el ser humano quede por encima del medio natural y los seres vivos que lo componen. Mi postura es el conservar cada ecosistema de manera que sea posible mantener cada espacio natural y los seres vivos que lo habitan con ayuda del hombre para (ya que hemos desarrollado esta capacidad de conciencia) intervenir si fuese necesario ante posibles desajustes o contratiempos que afecten negativamente al futuro de la humanidad, de la naturaleza y de sus componentes, de modo que la conservación que se busca con la intervención del hombre tenga de igual manera como prioridad tanto la salud del medio ambiente como la del ser humano. 




Os hablo de distintas formas en las que el “ecologismo” se ha instalado en el panorama político. Y lo quiero transmitir desde mi reflexión y punto de vista;


Estamos hablando de un ecologismo asentado en los partidos de diferentes bandos, derecha o izquierda (partidos de centro no existen en mi opinión), que te hablan de desarrollo sostenible pero te hacen un parque eólico en un espacio natural donde su construcción destruye parte de un ecosistema, o te hace un huerto solar en tierras fértiles y que ademas su construcción dejará de aportar mano de obra y por tanto economía para una comarca, como el desplazamiento o desaparición de toda especie vegetal o animal que lo habitaba. 

Otro ecologismo es el activista, asentado en las ONG que son de carácter radical con imposición moral, que se nutre de muchas ramificaciones como por ejemplo el animalismo, el veganismo, el feminismo (ojo, estaré siempre con el feminismo, pero con el de verdad, no con el que me refiero aquí ya que desvirtúa la dignidad de la mujer y su reivindicación histórica al hacerlo a golpe de grito y desnudos…), etc... Que con sus presiones consiguen eliminar el controlar mediante la caza regulada poblaciones de especies en parques nacionales y a cambio causan la muerte sin control de especies, consiguiendo un desajuste en el ecosistema. Se dan y se sufren algunos casos de animalismo en forma de leyes también en nuestro ministerio de Educación o Transición Ecologica...

Y por último el ecologismo que se practica en los partidos políticos verdes, que se definen con un carácter medio ambientalista, que se nutren de captar votos de una diversidad de movimientos ideológicos, desestimando reunirse para cualquier propuesta con nadie que no sea de la conveniencia moral de alguno de estos componentes, ni aunque esta tenga peso científico. Paradójicamente son los mismos que hablan de Democracia, de diálogo, de valores... pues eso. 


Ojalá llegue el día en que la política sea lo que su cometido establece, que los intrusos no tengan sitio en ella, porque para hablarme del campo deben venir muy de vuelta de él. Que se den cuenta de una vez que para llevar la mochila del ecologismo hay que levarlo acabo desde la raíz al fruto con sabía científica y que cuando hagan mención al ecologismo, llamen de una vez las cosas por su nombre. Que cuando la palabra ecologismo esconde el interés económico, el de imponer un ideal o el de captar votos.. lo que llaman ecologismo no lo es, no lo son. 

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