viernes, 6 de agosto de 2021

ARRAIGO

El amor al entorno natural donde desempeña cualquier actividad, afición, etc.. una persona, es tan grande y está tan presente en nuestra memoria que cada vivencia recordada nos traslada a ese lugar y hasta podemos oler, oír y palpar imaginariamente esa zona determinada. No es casualidad que el abuelo de mi amigo Cristobal, como tantas personas que tuvieron que desplazarse a vivir a otros lares a buscar las habichuelas quieran volver a su localidad natal a vivir, volver a sus raíces. Tampoco es sorpresa que quién conoce, entiende, disfruta y zapatea cada rincón de su entorno rural donde hace vida de esparcimiento o laboral, que da perfume y originalidad a un pueblo, defienda su entorno natural y no permita el destrozo que provocan los especuladores, los piratas modernos de las energías renovables. 

Desde pequeño mi padre me inculcó el seguir siempre mis convicciones, a defender lo que pienso. Hoy lucho dentro de la Federación Andaluza de Caza por la conservación del medio natural, su biodiversidad y nuestra forma de vida.




Hemos emprendido una lucha contra la explotación del suelo fértil o con valor ecológico que afecta a nuestro territorio, que deteriora y elimina ecosistemas, que desplaza y merma la fauna, la flora y que es un activo indiscutible de fijación de la población en el medio rural. Somos conscientes de que emprender este camino de oposición a la construcción masiva de renovables en terrenos inapropiados es justo, necesario y favorecerá a presentes y futuras generaciones. Evidentemente nuestro sí a las energías renovables es rotundo, nadie lo debe poner en duda, pero no todo vale. 


Los cazadores somos campo, somos naturaleza, es el único patrimonio que tenemos, ahí desarrollamos nuestra forma de vida, donde viven sus primeros recuerdos nuestros hijos y donde deben disfrutar del mismo entorno natural nuestros nietos. Las personas que frecuentamos por diferentes motivos nuestro entorno natural nos sentimos como parte del paisaje llegando a contraer determinados vínculos. Es por ello por lo que nos sumamos al concepto piensa global y actúa local ante las adversidades, dando la mayor importancia a un lugar y a su identidad territorial. 


Andalucía, comunidad tan maltratada y empobrecida hoy mira su historia y ve como cada civilización gozó de su máximo apogeo durante su ocupación en nuestra tierra, pero estos que hoy intentan posarse en nosotros, en nuestra tierra, no traen precisamente cultura y lucharemos para que no lo hagan pisándonos, reduciendo cada vez más las tierras de labor, dañando nuestro patrimonio paisajístico y medioambiental con su negocio. Negocio que seguirá empobreciéndonos medioambientalmente, socialmente, económicamente y enriqueciendo a tres. Evolución y Tecnología son innegables en las premisas de las renovables, pero las otras… Economía e Integración ¿para quién? ¿De quién?

Herencia natural intacta de guerras, de conquistados y conquistadores. Sangre que abonó cada rincón de nuestro entorno, de personas que dejaron su vida en una lucha por vivir en un territorio libre y hermoso, y que hoy quieren profanar de cualquier manera con polígonos eólicos o solares. La relación intrínseca entre sociedad, entorno natural y territorio se entiende mejor cuando ponemos en valor el paisaje como una parte responsable de la calidad de vida y emocional de las personas. 


Nuestra memoria almacena recuerdos vividos en lugares que nos dan vida, como le dio al abuelo de Cristobal el encontrar cada linde en su sitio, cada arroyo como la recordaba. Lugares que son patrimonio natural y cultural de un pueblo, si destruyen esos lugares, no solo mueren animales y plantas autoctonas, nos quitan parte de nuestra vida, nos esquilman lo que define el pasado de cada localidad y los cimientos de nuestro arraigo a ella. El afecto a un pueblo y a su preciado entorno no se compra, se forja, por eso el ARRAIGO al patrimonio natural, a la identidad cultural y a la historia de mi tierra no se vende. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario