viernes, 17 de diciembre de 2021

La Caza al servicio de un desarrollo más sostenible y ético

El crecimiento demográfico mundial es tal que estamos en niveles de superpoblación humana. Somos a día de hoy siete mil setecientos millones de personas en el planeta y a una década vista se prevé que lleguemos a nueve mil millones. Esto tiene como consecuencia la sobreexplotación de los recursos naturales, y también debido a las sustancias químicas empleadas para aumentar las producciones y a sus residuos, a la contaminación. La degradación del medio ambiente a causa de exprimir la tierra por el consumismo de una sociedad cada vez más concentrada, más urbana hacen que la flora y fauna, que la vida, desaparezca en nuestro entorno rural. 

 Urge que comencemos a desarrollar un modelo de aprovechamiento agrícola y de recursos de nuestras tierras más ético de inmediato. Estas actuaciones pasan por emplear la ciencia, el estudio, el conocimiento. Por medio de un plan de actuación estudiado para desarrollar sosteniblemente el medio ambiente se conseguirán unas mejores condiciones en la flora, la fauna y las personas que convivimos en este planeta.




Hoy, el principal motivo de la desaparición de fauna en nuestro entorno natural es la degradación del medio ambiente a causa del abuso de fitosanitarios y de la agricultura intensiva para aumentar las producciones. Las especies cinegéticas sufren también diferentes roles, unas desplazadas a lugares insospechados se multiplican creando problemas en infraestructuras de tráfico, en cultivos, contagiando enfermedades y mermando la flora autóctona de cada zona, entre otros problemas más. Otras especies por su genética de territorialidad, sufren el declive poblacional en las zonas concretas donde se abusa de químicos y se intensifica la agricultura por motivos de la destrucción de nidos, la falta de tapadera dejándolos expuestos a depredadores, falta de alimento, ingesta de semillas tratadas que actúan como veneno y otros factores más.

 

La caza, los Cazadores han visto desde hace un par de décadas hasta hoy la necesidad de incrementar su gestión para paliar la merma que hace los métodos agrícolas en la fauna y emplean tiempo y dinero de sus cuotas de las acciones de caza para sembrar y no cosechar para asegurar comida y tapadera, de instalar bebederos artificiales, de instalar comederos, de construir majanos para la rehabilitación de zonas con nula o paca población de conejos, de desinfectar madrigueras de conejos para que la enfermedad de la mixomatosis no sea propagada al menos por los insectos vectores que en ellas se encuentren, de limitar los cupos por capturas y días a límites casi nulos en determinadas especies y en un largo etcétera. 

 

La implicación y apuesta porque cambie la situación por parte de la Federación de Caza, representante de la caza social, se demuestra una vez más con las medidas que ha presentado a la nueva PAC y que se han recogido para su aprobación. Estas propuestas de eco-esquemas y agroambientales servirán para paliar el impacto negativo que estaba teniendo la anterior PAC y mejorar la biodiversidad, la fauna menor y facilitará una gestión cinegética más eficaz. 

 

Ejemplo de gestión cinegética y armonía con los propietarios de fincas de labor es la Sociedad de Cazadores Cresta Gallo de Almargen. Que tras realizar una gestión sobre la Perdiz Roja que se encontraba casi desaparecida hace una década, hoy tienen una población con una salud en números bastante buena. Este método lo trae a Almargen el equipo técnico de la Fundación Artemisan y recomendado por la Federación Andaluza de Caza gracias a la labor que venía desarrollando la Sociedad de Cazadores de Almargen en la gestión de su acotado.

 

Los márgenes funcionales en parte vienen a simular los desaparecidos linderos con vegetación, llevan diferentes semillas sembradas como trigo, avena y arveja. En estos no se aplica ningún tipo de insecticidas ni pesticida para facilitar la cría de insectos idóneos para los perdigones y otras especies. Los márgenes se siembran en lindes largas para facilitar su siembra y después su arado. Se siembra en los meses diciembre y enero, y se labran en los meses de octubre y noviembre.

 

Por tanto una vez más demostramos que la caza, que los cazadores que gestionamos no somos el problema del declive poblacional de las especies, de ninguna, somos un herramienta para la solución y que nuestros argumentos están basados en el estudio y en el conocimiento, y sin estos no avanzaríamos en ningún factor de la vida. El binomio caza y conservación es amplio y no favorece sólo a las especies cinegéticas, sino que lo hace con todas las especies y la flora. Hablo de la caza como dasonomía en concepto más amplio, como vacuna para parte de la solución al problema que el planeta presenta y esto sin un modelo de explotación agraria y de los recursos naturales diferentes el problema no es posible revertirlo.

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