viernes, 23 de abril de 2021

El habla del cazador como un signo más de identidad

Según la lingüística, “los niveles de la lengua son los registros utilizados para hablar o escribir, para adecuarse a las circunstancias o al emisor: popular, coloquial, formal, vulgar y culto. Estos niveles tienen una estrecha relación con la situación comunicacional y con el nivel de instrucción que tenga el hablante o escritor.” Y en varios de estos niveles paso a continuación a apuntar en este texto mi reflexión sobre lo que es una seña más de identidad nuestra, y que para guardar el respeto que se merece cada autor que estudió, analizó y plasmó en un libro o un artículo el lenguaje del cazador en forma de diccionario, yo no haga un copia pega de sus trabajos y afronte este artículo de forma personal, dotándolo de palabras que harán que sea un texto que lo entenderá a la perfección quién ejerce esta afición.

Es típico oír y leer diariamente en medios de comunicación a periodistas cuando desarrollan una noticia, en las ruedas de prensa de entrenadores, a políticos dentro de su argumentario, etc.. expresiones que provienen del mundo cinegético y que las usan para extrapolarlas a situaciones cotidianas; matar dos pájaros de un tiro, y comieron perdices, de casta le viene al galgo, donde menos lo esperas salta la liebre, más vale pájaro en mano que ciento volando, te has puesto la piel del oso antes de cazarlo, etc.. vemos la inmensidad del lenguaje del cazador, que tanto marca para siempre a las personas que ejercemos esta actividad. En lo personal es verdad que la tengo presente permanentemente, la vivo profundamente y mis deseos de morir compartiendo, practicando y hablando esta afición son inmensos.Esto no le extrañará a ninguna persona que me conozca, por eso cuando ya no pueda cazar, porque mis piernas en vez de andar gazapeen, que nadie venda mis hierros, que se queden donde siempre para huronear recuerdos. La humosa en el armero, los cartuchos por los cajones, el barro en las botas, la perdiz tomando tierra, los colgameles en la canana, el perdigón en el patio, los perros donde los perros, la navaja sin funda. Que mis amigos sigan siendo mis primos y sigamos colgándonos más risas, compartiendo vino y que las juntas sigan siendo de carne. Que en nuestras comilonas entre de callado el amigo del amigo y que pase como siempre, como el que no quiere la cosa le hacemos una batida de preguntas, abordando por la traviesa del compañero donde el lance de expresiones faciales alegres marcarán el agarre de las que compartimos. Una rehala de sentimientos que fluyen en cada conversación cuando el destino señala en una mancha extraña a la plaza y tanto, que el cazador domina. Entonces lo hacemos miembro de nuestra armada, los sentamos en nuestra mesa y con la lúa en alto brindamos con una collera de cervezas y hacemos de arrieros acercando al compañero cada recova de anécdotas vividas en el monte. 




Estos lazos son fruto de enseñanza por un padre, familiar o amigo. 

Nuestros padrinos nos inculcaron a respetar todo el campo, a ser personas aún más cercanas con el que necesita una mano en el monte. A su vez fueron enseñados a respetar y transmitir con vocabulario propio esta forma de vida por maestros del aguardadero de piedra y galgos de alquiler por ratos para poder tener mesa. Personas que al narrar vivencias dibujaban en cada mente del oyente una escena. Como morraleros no sabremos si engalgaremos prosperidad, pero si tendremos claro por los que tenemos detrás, que los valores que respetamos son un legado que se pierde en la antigüedad. 

Legado de una afición que es mucho más que eso, por ser motivo de evolución y de conservación, y que da paso a la Libertad del individuo, aflorando en los momentos que vivimos con las sensaciones que experimentamos cuando cobramos esos ratos con nuestra tribu, siempre que ejercemos una gestión que da madre, cuando nos rodeamos de amigos que nos ayudan a aprender, cuando los momentos de rito son intensos, provechosos y satisfactorios en lo sentimental. Legado verbal que aporta un signo más de identidad a una actividad que pone el punto de partida de la historia a la humanidad. 


Artículo publicado en abril de 2021 en Jaraysedal 

También lo puede escuchar leído por mí y música de fondo del guitarrista profesional Antonio de la Luz. 

https://youtu.be/Ejp6FBjtaoI

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